martes, 4 de enero de 2011

EXTRA - Génesis 1 y 2: El matrimonio

La primera relación entre seres vivientes la encontramos en Génesis 2:18-25. Después de la formación del hombre, Dios vio que el hombre tenía la necesidad de estar en compañía; por ello dijo "No es bueno que le hombre esté solo" (v.18). La soledad es una carencia en la cual sientes que eres parte de algo que en ese momento no tienes. Hay un vacío en el hombre que Dios ve necesario llenar.

Para cubrir esta necesidad Dios dijo "le haré ayuda idónea" (v.18) Esta sería un socorro que estaría alrededor del hombre para ser un aliado y un amparo para él. Dios hizo a los animales domésticos pero no consiguieron ser lo que el hombre necesitaba.

Cuando Dios formó a la mujer, encontramos la reacción de Adán: "Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne;  ésta será llamada Varona,  porque del varón fue tomada" (v.23). Adán encontró su "otra mitad" pues se sintió que era parte de él. La unión entre el hombre y la mujer es una adhesión de dos partes de una misma cosa, es tu otro yo.

Esta unión es algo más que lo físico pues en este contexto no se le da importancia sino que encontramos una unión de afectos y lealtad. Es más una unión de almas que de cuerpos. Es más una unión de voluntades que de deseos.

Este fue el inicio del matrimonio: la primera relación que Dios instituyó y la base de todas las relaciones que más adelante se instituirán. Es por ello, que la ruptura de esta relación para Dios es importantísima porque es como si dinamitáramos los cimientos de una casa. Si esta relación está firme, las restantes relaciones se fortalecerán. Si debilitamos esta relación, el resto de las relaciones estarán con riesgo de desmoronarse.

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