Este pasaje es el resultado de los versículos anteriores. Caín había sido exhortado por Jehová y le había dicho: "a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él". Cuando pecamos nuestra responsabilidad es dominar ese pecado, que no llegue a dominar a nosotros. Sin embargo, Caín no siguió la exhortación de Jehová y la ira y la tristeza dominándole, dio a luz un pecado mayor: el homicidio.
Es curioso la pregunta que le hace Dios: "¿Dónde está Abel tu hermano?". El afecto natural es un sentimiento de amor que promueve la ayuda y la protección. Dios quería mostrar a Caín que se encontraba "sin afecto natural". Cada uno debemos mostrar empatía por los que están a nuestro alrededor, y más a los de nuestra propia sangre. Sin embargo, el mundo de hoy está "sin afecto natural", sino que vive en el egoísmo y en el amor propio como Caín.
Ante esta actitud, es lógica la respuesta cínica de Caín: “¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? ¿Es mi deber proteger a mi hermano? En nuestra sociedad las responsabilidades y privilegios entre los seres humanos están cada vez más desequilibradas. Nuestro deseo es lo máximo para mí, con lo mínimo para los demás. Así le sucedió a Caín, él deseaba la aprobación de Dios pero no sentía el mínimo aprecio por su hermano. Qué nuestra vida tenga vivamente el mandamiento “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
El castigo de Caín (vv. 9-15)
Ante esta situación Dios tiene que castigar duramente a Caín. No aplica la ley del Talión, aunque Caín piensa que los hombres sí que lo harán (v. 14). Dios le da dos castigos:
- “Cuando labres la tierra, no te volverá a dar fruto”: Sin prosperidad en el trabajo
- “errante y extranjero serás en la tierra”: Desterrado de su hogar
Es interesante las similitudes del castigo de Caín con las de su padre Adán, al afectar a su trabajo en el campo y al echarle de su lugar. Entre estos castigos no se encuentra la señal que le puso a Caín, sino que esta señal era una protección para él. Dios en su castigo, también da lugar a la misericordia y a la justicia.
Caín es el resultado de un alma sin límites protectores. Dios nos delimita nuestro andar para protegernos y nos exhorta para encaminarnos. Si nosotros tenemos en poco la sabiduría de Dios, "nuestro pecado nos alcanzará" igual que le pasó a Caín.
Caín es el resultado de un alma sin límites protectores. Dios nos delimita nuestro andar para protegernos y nos exhorta para encaminarnos. Si nosotros tenemos en poco la sabiduría de Dios, "nuestro pecado nos alcanzará" igual que le pasó a Caín.
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