jueves, 6 de enero de 2011

EL HOMBRE Y EL PECADO (1) - Génesis 3:1-6


En el capítulo 3 de Génesis encontramos como el hombre creado a imagen de Dios es destituido de la gloria de Dios. No sabemos cuanto tiempo pasó desde la creación hasta este momento, lo que sí sabemos es que Dios les había dado un mandato: el no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.

Este mandato era una prueba para el hombre. Dios quería que el hombre conociera cuál era Su voluntad y la siguiera. El deseo de Dios no fue en ningún momento su muerte espiritual sino su crecimiento, porque solo en la prueba se puede encontrar crecimiento.

En el mandato de Génesis 2:16,17 no lo encontramos pero en Génesis 3:3 encontramos una añadidura: No solamente no podían comer del árbol, sino que tampoco podían "tocarlo". Esto es una instrucción de prevención. Si tu límite es no tocar, si en algún tiempo fallas y tocas, aún tienes oportunidad de rectificar para no llegar a comer.

Este era el plan de Dios, pero satanás tenía otro plan. Lo que Dios había preparado para fortalecer al hombre, satanás lo utilizaría para tentarlo. No es por casualidad que una de las características de la serpiente era la "astucia".

En esta tentación (v.1-5) encontramos dos fases:
  1. La duda (v.1): La duda destruye la fortaleza. Si el enemigo consigue que dudes del mandato de Dios, tendrá la mitad de la batalla ganada. Cuando dudamos, la guardia se baja y puede entrar el enemigo. La mujer en un primer momento dijo el mandato de Dios con toda seguridad (vv. 2,3), pero la duda es una bomba de relojería que se siembra y más adelante salta con preguntas de inseguridad.
  2. Engaño (vv. 4,5): Cuando se ha sembrado la duda, entonces llega el momento del engaño. El engaño no es una mentira directa sino una mentira encubierta. El engaño sabe transformar la mentira con un disfraz de credibilidad, que hará que el que dude acepte la mentira como verdad.
Cuando la mujer tuvo dudas sobre el mandato de Dios y creyó el engaño de la serpiente, entonces quitó la prevención de "no tocar" y consideró el objeto del pecado (v.6)

  1. Era bueno para comer: La mujer no conocía el propósito de Dios para prohibir el comer ese fruto, y ella dudando de la benignidad de Dios observó que ese fruto no le mataría, sino todo lo contrario, sería bueno para comer. La mujer aceptó el engaño de la serpiente al decirle "No morirás".
  2. Era agradable a los ojos: La mujer se dio cuenta que era atractivo, y que en ella había un deseo de comerlo. Tenía todo el fruto de los árboles de alrededor, pero por "gula" tenía deseo de comer aquel fruto.
  3. Era árbol codiciable para alcanzar la sabiduría: El deseo en desmedida se convierte en codicia, y además de un deseo físico, también encontraba en ella un deseo de alcanzar sabiduría, conseguir algo bueno que estaba fuera de su alcance. 
Sin prevención, el pecado estaba en el siguiente paso.
(continuará en la siguiente entrada)

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