En la creación vemos que Dios es un diseñador con orden y propósito. Para él, nada debía quedar en desorden o al azar. Eso es lo que vemos a lo largo de la creación:
- La hierba verde y los árboles de fruto: Deben dar semillas y frutos según su género (v. 11).
- Los seres vivientes marinos y las aves: producidos según su género y especie (v. 21).
- Los seres vivientes terrestres: producidos según su género y especie (v. 24).
También vemos que otras cosas creadas como las lumbreras en los cielos tenían su propósito:
- Para alumbrar la tierra (vv. 15, 17).
- Para señorear el día y la noche (vv. 16,18).
- Para separar la luz de las tinieblas (v. 18) y el día de la noche (v. 14).
- Para servir de señales para las estaciones, para día y años (v. 14).
Por ello, estos detalles son los que magnifican y engrandecen a un creador. Nuestro Dios es un Dios de orden y propósito.
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